Por Miguel Ángel Contreras Mauss
Córdoba, Ver.- A las 12:00 horas del jueves, el corazón del municipio de Huatusco volvió a escuchar el sonar del reloj principal del templo de Santa Cecilia, después de permanecer más de 20 años inmóvil.
Este templo se encuentra en el principal cuadro del municipio. Sobre él, dicen los pobladores, pesa una maldición de los sacerdotes del Dios Quetzalcóatl lanzado a los invasores blancos y sus cristos de madera: “no habrá de levantarse otro templo perdurable”.
El edificio ha sufrido múltiples afectaciones a causa de los sismos y el tiempo. El mismo Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha realizado varios dictámenes para rescatarlo, hasta ahora sin éxito. Tal pareciera que la maldición era real.
La capilla fue construida por Felipe Espota, de origen italiano, quien dirigió el proyecto, que se prolongó durante años, concluyéndose en 1898. Hasta la fecha, el edificio sigue sin terminarse del todo.
En su torre resalta el reloj de cuatro carátulas, obsequiado por Sofía González, viuda de Rebolledo, el cual trajo desde Suiza. La maquinaria comenzó a funcionar a inicios de 1900, sin embargo, con el paso del tiempo éste se descompuso.
Reparado por varios ciudadanos, el reloj volvió a ponerse en marcha para acompañar la cotidianidad de los ciudadanos huatusqueños. El sonar de las campanas nuevamente trajo recuerdos a quienes, de chicos, todos los días lo escuchaban sonar en aquel Huatusco de antaño.
LA MALDICIÓN DE QUETZALCÓATL
La historia del templo de Santa Cecilia está ligada a la cultura prehispánica, pues según la tradición oral, debajo de la capilla se encuentra un teocali o adoratorio en honor al dios Quetzalcóatl.
Fue hace tres mil años que a la zona llegaron los olmecas, seguidos de los toltecas, tlaxcaltecas, totonacos y finalmente los aztecas, que coincidieron en edificar sus templos en donde hoy se encuentra el mercado Benito Juárez y el templo de Santa Cecilia.
Apenas llegaron los conquistadores españoles a la zona, comenzaron a destruir esos adoratorios, incluido el templo dedicado a Quetzalcóatl, siendo en ese momento que un teopixque cuauhtochca maldijo a los invasores.
Los relatos también refieren que una de las deidades a que estaba dedicado el teocali era Macuilxochitl (cinco flor) dios protector de los músicos.
Cuenta una leyenda que tras quedar en ruinas, al lugar llegaba una doncella de nombre Xochitlcuauhtla a orar y entonar dulces cantos y que terminó por adoptar la nueva religión.
Fue a ella a quien se manifestó Santa Cecilia que le entregó como muestra de alianza, un Teponaxtli (instrumento prehispánico) para que su música se escucha- ra en toda la región.
Desde ese momento se decidió dedicar el templo a Santa Cecilia aunque ha sufrido muchos daños, primero al quemarse durante la guerra de independencia. Posteriormente en el siglo XIX la cúpula recién terminada se vino abajo.
Este año, por fin, logró repararse la primera etapa del templo, sin embargo, ahora habrá que saber si los Dioses dejan que se continúe la restauración.